martes, 14 de julio de 2015

Lo veía como en un sueño; difuso y brillante. Como una esperanza que hace años murió, como un amor que jamás comenzó.

Pero lo sentía como su aroma favorito. Como su risa favorita, su momento favorito..
Lo sentía como el momento indicado.

Pero, ¿indicado para qué?
Ahí estaba esa curiosa imagen, que reflejaba páramos, infiernos, paraísos y sueños.
Y la separaban tan solo unos pasos para que ese momento marcara un antes y un después...

Aún no sabía cuál sería el antes y qué vendría con el después. Pero lo sentía tan profundamente como el recuerdo de ese aroma que ahora la inundaba, que le decía que algo iba a cambiar.

El primer paso no le costó tanto como creía, al fin y al cabo veía en esa brillante luz la promesa de un futuro desconocido, un futuro que la curiosidad no le permitiría dejar pasar.

Y ya a medio camino comenzó a dudar, y los miedos que siempre llevaba en el corazón se hicieron notar.
Pero bastó un paso más para que esa pequeña luz a punto de extinguirse en su corazón, renaciera con una fuerza mágica.

Y ese resplandor no era más que la esperanza que volvía al fin.
La música y los colores que venían a apoderarse, luego de años de espera, de ese páramo seco y gris.

Era el brillo de una vida magnífica retomando su rumbo. De los colores despertando y renaciendo, de la música volviendo a respirar.
Un antes y un después que le tomaron años de pequeños pasos hacia delante, hacia ese reflejo visto en la distancia... casi como un sueño.