Qué triste saber que esta guerra interna que he tenido los últimos años sigue presente.
Tanto confiaba, tanto había asumido mi victoria, que este veneno aprovechó y comenzó a pudrir todo desde el interior.
Antes escribía como método de auxilio, como mi forma para pedir ayuda a otros.
Ahora lo hago simplemente porque no puedo más con los demonios que llevo aquí.
Y porque dejar un borrador más en la inmensa lista de cosas que soy incapaz de decir es inútil.
Estoy triste. Y sola. Es todo lo que hoy puedo decir.