lunes, 14 de septiembre de 2015

Qué triste pensar que las mejores relaciones que tengo últimamente son las superficiales.
Qué triste saber que esta guerra interna que he tenido los últimos años sigue presente.
Tanto confiaba, tanto había asumido mi victoria, que este veneno aprovechó y comenzó a pudrir todo desde el interior.

Antes escribía como método de auxilio, como mi forma para pedir ayuda a otros.
Ahora lo  hago simplemente porque no puedo más con los demonios que llevo aquí. 
Y porque dejar un borrador más en la inmensa lista de cosas que soy incapaz de decir es inútil.

Estoy triste. Y sola. Es todo lo que hoy puedo decir.