sábado, 19 de diciembre de 2015

Si supiera quién soy... o por lo menos quién quiero ser
Todo sería bastante más sencillo

Pero me doy cuenta de que no sé nada respecto a mí
Que necesito reconocerme en cada cosa que hago o que digo

Y qué hago entonces, si no me conozco en absoluto?
Cómo justifico mis salidas, mis demonios y dolores
Cómo asumo mis felicidades, mis amores

Qué hago ahora que sé que no tengo idea de hacia dónde voy
Retrocedo hacia lo conocido aunque doloroso
Avanzo hacia lo incierto, o prometedor, o salvador, o quizás incluso lo devastador

No sé en qué dirección mirar
Ya que hacia donde mire, sólo veo un dolor consumido por el silencio

Y lo veo en todas las direcciones porque lo llevo conmigo
Eso es algo evidente
Pero cómo dejar este dolor enterrado en alguna parte, sin que me siga más?

Qué va a ser de mí luego de dejar atrás el dolor que me ha acompañado toda la vida?
Existe una persona debajo de todo esto?
Lograré reconocerme sin lo único que me ha caracterizado toda mi vida?

Estoy en un agujero más profundo y solitario que el que solía
Ya que antes por lo menos creía conocerme
Antes tenía una idea vaga sobre lo que era

Pero ahora no tengo nada dentro
Nada más que la profunda y dolorosa certeza de que soy como una nube gris
Indefinida y triste

Aunque la nube tampoco tiene la culpa
Ella sabe por lo menos hacia dónde se dirige.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Me siento triste y un poco sola
A veces dejada de lado, casi olvidada
Quizás un poco herida, como si hubiera esperado más de la vida que lo que ella me dió
Me siento cansada y somnolienta, me siento en ese instante donde sabes qué es lo que quieres decir, pero no sabes que no hay que hacerlo tan público
Me siento perdida porque no sé qué hacer a continuación, aunque tampoco supe nunca qué hacía antes de eso

Me siento cansada y triste, aunque a veces un poco feliz
Feliz por sobrevivir a mis desgracias y silencios
Feliz por serlo simplemente, desafiando lo que el día pudo haber impuesto

Cansada después de todo, de luchar contra algo que aún no sé qué es, de vivir bajo una sombra que consume todo rasgo de luz alrededor

Y con los ojos cayendo del sueño puedo decir que hoy
Fue un día en donde digo
Que ya no quiero más guerra.

sábado, 5 de diciembre de 2015

You don't know sh*t about me

Estoy tan consumida en odio y en cansancio
que no hay más que hacer que tratar de mantener la calma

Y esto se está convirtiendo en un odio tan ciego
tan dañino
Que es mejor sólo cerrar los ojos
Y tratar de olvidar

Volver a las viejas costumbres, quizás?
No. Ojalá nunca

Pero sigo aquí
Sintiendo lo mismo que he sentido los últimos 4 años

Justo cuando me empezaba a creer en serio que las cosas iban a cambiar.

Y es obvio que no cambian porque hay algo que debo cambiar en mí antes
Pero, qué es?
He modificado todo lo que he sido, lo bueno y lo malo
He superado miedos y rencores, he olvidado esencias que me hacían ser una persona real

Qué más debo dejar atrás para dejar de sentir esta oscuridad consumiéndome por dentro?
Qué tengo o no tengo que hacer para olvidar este dolor, esta amargura que arruina mis días?

Me rindo a la posibilidad de luchar con esto por mi cuenta.
Pero... acaso hay alguien para ayudarme?

viernes, 4 de diciembre de 2015

Creo que hace mucho que no me sentía así..
Aunque no tanto; puedo recordar la última vez que sentí esto.
Y creo que es porque, por mucho que viva situaciones similares con personas diferentes, las emociones y sentimientos cambian con cada persona.

Puedo inventar algo que explique porqué esto pasa, y ese porqué tiende a terminar conmigo como culpable, esa suele ser la misión de ese invento que explica lo que sucede una y otra vez.

Muchas veces es más fácil así, conmigo como culpable, conmigo teniendo que mejorar en esto o eso otro.
Y eso lo hago día a día. No hay día que no sienta culpa por todo lo que ocurre, día en que no quiera mejorar todos los defectos de mi esencia.
Pero cuál es el fin de esta infelicidad constante, de este no amar lo que soy.

Estoy cansada y triste por no lograr amar todo lo que soy. Cansada de ser la mala de la historia, la que es egoísta y desconsiderada con todos.

Y es que no creo ser así, pero no dejo de atribuirme todos esos defectos. Ya sea porque es más fácil que enfrentar a todos los otros.
A veces, aunque sea mucho más agotador, es mejor cargar con la culpa, incluso de las cosas que no hemos causado. Menos dañino para el ambiente.

Sólo estoy cansada y triste. Y aunque sé que en realidad no lo estoy, me está costando una inmensidad no sentirme miserablemente sola y abandonada.

lunes, 14 de septiembre de 2015

Qué triste pensar que las mejores relaciones que tengo últimamente son las superficiales.
Qué triste saber que esta guerra interna que he tenido los últimos años sigue presente.
Tanto confiaba, tanto había asumido mi victoria, que este veneno aprovechó y comenzó a pudrir todo desde el interior.

Antes escribía como método de auxilio, como mi forma para pedir ayuda a otros.
Ahora lo  hago simplemente porque no puedo más con los demonios que llevo aquí. 
Y porque dejar un borrador más en la inmensa lista de cosas que soy incapaz de decir es inútil.

Estoy triste. Y sola. Es todo lo que hoy puedo decir.

jueves, 30 de julio de 2015

No creía que fueras tu a quien terminaría escribiéndole.
Pero la sangre tira, como dicen. Por mucho que en mi familia intenten creer lo contrario, por mucho que crean que esta adicción corre como una maldición por nuestra sangre.
Quizás sí lo sea. Perder tanta gente en esta vida no debería ser normal. Perderte a ti... Sin hacerlo realmente, creo que es una de las cosas que jamás me he permitido hablar con nadie. Está tan en el fondo de mi corazón, escondido, que duele solo pensarlo.
Pero hoy no puedo más.
Quiero verte, Dios, quiero hablarte y escucharte. Como era en un inicio, cuando las dos éramos demasiado niñas para darnos cuenta de cómo era la vida real.
Pero necesito más que a esa niña que eras antes de que todo fuera horrible. Necesito a esa hermana mayor que eres, esa que me acompañaba. Y me cuidaba.
Y es que odio tanto a la vida por hacer lo que te hizo, lo que le hizo a tu vida. Porque sigo sin poder culparte, sigo sin poder perdonarte tampoco.
Pero el dolor que siento es tan constante últimamente, tan intenso que no puedo no pensar en estas cosas. En lo que pudo haber sido si no hubiera pasado lo que pasó. En cómo sería tu vida de joven, de adulta, nuestra vida creciendo como hermanas.
Y termino escribiendo porque el la única forma que tengo para no explotar. La única manera de no arruinarme a mí y todo lo que me rodea.

Y te extraño. 
Es a lo único que puedo llegar. Me mata saber que no estás bien, que no estás donde deberías.

Quiero que estés bien. Bien con tu familia, conmigo y con tu hijo, quien me roba el corazón cada día más y que ahora es la luz de mis ojos, tan solo por saber que es lo que me queda de ti.

martes, 14 de julio de 2015

Lo veía como en un sueño; difuso y brillante. Como una esperanza que hace años murió, como un amor que jamás comenzó.

Pero lo sentía como su aroma favorito. Como su risa favorita, su momento favorito..
Lo sentía como el momento indicado.

Pero, ¿indicado para qué?
Ahí estaba esa curiosa imagen, que reflejaba páramos, infiernos, paraísos y sueños.
Y la separaban tan solo unos pasos para que ese momento marcara un antes y un después...

Aún no sabía cuál sería el antes y qué vendría con el después. Pero lo sentía tan profundamente como el recuerdo de ese aroma que ahora la inundaba, que le decía que algo iba a cambiar.

El primer paso no le costó tanto como creía, al fin y al cabo veía en esa brillante luz la promesa de un futuro desconocido, un futuro que la curiosidad no le permitiría dejar pasar.

Y ya a medio camino comenzó a dudar, y los miedos que siempre llevaba en el corazón se hicieron notar.
Pero bastó un paso más para que esa pequeña luz a punto de extinguirse en su corazón, renaciera con una fuerza mágica.

Y ese resplandor no era más que la esperanza que volvía al fin.
La música y los colores que venían a apoderarse, luego de años de espera, de ese páramo seco y gris.

Era el brillo de una vida magnífica retomando su rumbo. De los colores despertando y renaciendo, de la música volviendo a respirar.
Un antes y un después que le tomaron años de pequeños pasos hacia delante, hacia ese reflejo visto en la distancia... casi como un sueño.

lunes, 25 de mayo de 2015

*

Missing  s o m e t h i n g .  .  . 






Maybe someone.

sábado, 9 de mayo de 2015

mot

Entiendo la importancia de una motivación para la existencia.

Pero hoy no encontré la mía.
Y estoy con la incómoda sensación de un inminente fin.

Y quiero no quererlo. Quiero amar mi vida y el futuro que venga.

Por qué a veces me es tan difícil querer vivir?
Me apena ser así. 

lunes, 4 de mayo de 2015

'''

Ahora entiendo porqué termino escribiéndote a ti.

Todo es tan... simplemente doloroso.
Tan extrañamente difícil.

Que sin pedirlo te ando buscando para formar heridas superficiales.

Es todo tan vacíamente profundo.
Que sin querer mirar por miedo a morir, busco perder mi conciencia y mi noción en cualquier tipo de veneno.

Cómo puede haber tanta oscuridad en un corazón... en una vida?

Lágrimas no hay. 
Nunca las hubo para esto.

Sólo mirar y ver la desgracia, el dolor en carne viva.

Me imagino muchas formas de sufrir, y creo que esta es una de las peores.

Cómo solucionar un problema que escapa de mi alcance?
Cómo puedo arreglar esas heridas que no soy capaz de comprender?

Me duele pensar siquiera en la cantidad de dolor que existe en un grito, en un llanto.

Y no hay forma de relacionar nada de esto contigo.
Pero al sentir esto, al sentirme asfixiada con todo este dolor.
No me imagino capaz de compartirlo con nadie más que contigo.

Quizás llego a pensar un poco que, así como yo no entiendo este extraño y profundo dolor, tu nunca entendiste el mío.
Pero, la diferencia es que yo de este dolor ajeno no puedo escapar.

domingo, 19 de abril de 2015

Change

Y es irónico cómo la vida hace de maestra.
Y es frustrante pensar que uno aprende cosas muy tarde como para hacer algo.

Por qué a veces me siento como si fuera el fin de mi mundo? Como si ya nada tuviera sentido suficiente como para seguir.
Y por qué a veces ni siquiera me importan los motivos. A veces todo es una tortura y ya. Cada segundo más doloroso que el anterior. Como si este camino fuera demasiado eterno para vivir.
Por qué me parece la vida demasiado corta, demasiado hermosa. Demasiado expectante por un pequeño instante.

Por qué ninguna de esas sensaciones se queda conmigo más de tan solo un segundo. 
Por qué a veces rendirse me parece la solución a todos mis problemas.
Por qué teniendo diescisiete años todo me parece el fin del mundo.
Por qué todo es tan intenso. Por qué cada sentimiento me desgarra el corazón.

Por qué pareciera que no hay nada más que maldad en mi. Por qué aún no puedo perdonar.

Por qué todo es guerra. Por qué prefiero la oscuridad.

Por qué sigo asfixiando a la pequeña muchacha que quiere amar. 
Por qué llorar todos los días, por qué esperar a estar en este vacío para pensar.

Por qué escapar de todo. Por qué no mejor hablar.

Por qué éste Silencio sigue aquí. Por qué las cosas ocurren así.

Muchas cosas quiero preguntar. No para encontrar las respuestas. No para ganar algún tipo de conocimiento.

Quiero hablar. Dios...
Quiero hablar sin tener miedo a dañar a alguien. Quiero hablar sin tener que explicar todo lo que hay detrás. Quiero a esa persona que ya me conoce, a esa que ha visto todo lo habido y por haber en mi.

No quiero presentarme, no quiero darme a conocer.
No quiero hipócritas sonrisas y un excesivo esfuerzo por abrir las puertas a un lugar nuevo.

No quiero más folletos ni invitaciones.

Quiero volver a lo mío. Al lugar donde pertenezco.
Quiero llegar a un lugar y no sentir que hay que esforzarse un poco más solo por un desconocido.
No quiero sentirme más una extranjera. No quiero sentirme más un apéndice.

Solo quiero estar. 
Estar en paz. 
Conmigo, con todos.
Dejar de sentir la amargura de el rencor. Dejar de pensar en lo mucho que podría disfrutar una venganza.
Dejar de pensar en avanzar. Dejar de pensar en morir.

Y podría terminar con una buena conclusión.
Pero hoy no quiero.
Nada que no haya sido mío antes.
Quiero volver capítulos atrás donde todo era diferente. Donde todo era del amigable color del tiempo y la confianza.



[...] Pero qué manera de reaccionar y aceptar los cambios 

lunes, 6 de abril de 2015

Screwed

Se supone que cuando sabes todos los errores y fallos por corregir, es mucho más fácil arreglarlos.



¿Por qué me es tan difícil arreglar todo lo malo que tengo si ya sé lo que es?

lunes, 16 de marzo de 2015

Tres Pasos

Me cuesta mucho verme desde una perspectiva de fuera y de dentro. Es decir, ya no puedo decir "Ella sintió" o "Ella quiso". Pero tampoco puedo decir "Yo quiero".

Estoy atrapada tras la pared de siempre. Pero no sé cómo llegué aquí. Y tampoco es que lo sufra...
Pero sí se me hace más difícil que antes reír como solía o pensar libremente en todo lo que podía o no podía sentir.

Hay tanto que me he prohibido pensar, que quizás es eso. Quizás ya no tengo nada más que hacer que sentirme atrapada por mis propias limitaciones.

Y es que sé que aunque comience con un  "Ella" o un "Yo", la historia tendrá el mismo final. Y no quiero llegar a ningún final definitivo.
No quiero que esas cosas vedadas a pensar, se conviertan en algo concreto luego de ser escritas.

Y es que ni las metáforas me ayudan en estos momentos. 
Y es porque ese final llegará de todas formas, aunque le ocurra a un "Ella" en una historia inventada.

Y quizás sí he escapado de ese final, de ese inicio que no me gusta aún. Quizás me gustaría volver atrás un par de pasos y recostarme y mirar el cielo una vez más. 
Porque creía que el cielo sería igual de hermoso tres pasos más adelante, tres pasos más sola.
Pero no lo es. No hay cielo, no quiero mirarlo.

Y es que si lo miro, si lo pienso, si lo recuerdo, no hay nada más que pueda hacer más que ver las puertas cerrándose tras de mi.
No hay nada que pueda hacer para evitar que el Silencio vuelva, no hay nada que me pueda salvar de todo aquello.

Salvo yo, por supuesto.
Pero, quiero yo salvarme a mí misma con esos tres pasos vacíos?

sábado, 21 de febrero de 2015

-1

Lo bueno de todo era que estaba acostumbrada.
Un golpe y al piso. 
Pero luego había que ponerse de pie y sacudirse simplemente.

Y era buena en eso. 
Tomar todas sus cosas, todo lo que no le serviría desde ese momento, y ponerlas en una caja, con un nombre y una fecha. 
Qué mejor. 

Lo bueno era que ya era algo inherente en ella, casi un trámite.
Finalizar ciertas cosas, aunque fuera a la fuerza.
Abrir el baúl y dejarlo todo ahí, ordenado.

Lo malo es que ha hecho aquello tantas veces que cada vez queda menos espacio en ese refugio.

Lo malo es que cada vez que abre el baúl la invade una oleada de sensaciones hambrientas, desesperadas.

Lo malo es que para lograr guardar aquel nuevo final, tiene que reacomodar todos los finales antes de aquel. Y eso jamás es sencillo.
No para ella.

Pero procedía casi profesionalmente. Y cuando estaba llegando al final de el final del momento, se detenía un segundo.
Y escuchaba como todo lo que formó parte de ella en ese final se destrozaba. 
Y en ese momento de silencio se enfrentaba a esas dos opciones.

Al rendirse frente a ese final y resignarse a formar un nuevo camino. O resignarse a ella misma y a su terquedad y abrir todos los baúles, llorar todos los finales para terminar sobre sus propios trozos.

Nunca era sencillo con los finales. Y ella sabía que jamás podría ganar frente a alguno.

Pero algo que no cambiaría nunca de aquella experiencia, era la sensación de desconocerse totalmente, de volver a reconocer entre las cenizas una nueva alma.

Aquel renacimiento obligado era lo único que no la hacía rendirse ante la muerte después de cada final.

domingo, 8 de febrero de 2015

Tinte

Y le era bonito llegar a casa luego de pasar tiempo fuera y ver el polvo acumulado sobre las cosas. Pensar que lo que le daba vida a ese lugar eran ellos.

Y a veces le incomodaba estar tan lejos de ella misma como para disfrutar del hogar, para aprovechar ese sentimiento. 

Y esa noche lo deseaba. Buscaba entre sus cosas el sentimiento perdido, el momento en que se sintió en casa.

Y habían tantos folletos e invitaciones nuevas, tantas cosas sin el color del sentimiento.
Tantas cosas sin polvo, sin vida.

Y quizás no tenían vida aún porque ella temía que tomaran ese color especial, que comenzaran a tener un significado.

De todas formas ella extrañaba aquel color acompañado del tiempo, de la memoria.
No buscaba aquel recuerdo para buscar en él un futuro. 
Sólo pedía una tarde, una cálida conversación en donde el pálido color de las cosas nuevas no la persiguiera como una sentencia.

domingo, 1 de febrero de 2015

Abismo

Estuvo sentada observando hasta que ya no hubo más que ruinas. Y cuando todo acabó despertó como de un paréntesis; poco recordaba cómo y porqué ocurrió todo.

Pero recordaba una brisa, una inocente y pequeña brisa que llegó como un huracán a destrozarlo todo.

Y ella no hizo más que observar cómo todo caía. Pero miraba sin ver, casi sin sentir.
Y el despertar le atravesó el corazón con todo de lo que una vez renegó.

Y comenzó a correr entre todos los destrozos.
No sabía muy bien por qué estaba corriendo, pero tenía la sensación de estar escapando.


Y más que parar a preguntarse de qué podría estar escapando, la certeza de sentir que realmente estaba escapando la hizo sentir una fría agonía que la hizo correr más rápido aún.


Y siguió así hasta que su pecho ardió y sus pies se destrozaron. Cayó rendida, con un grito de resignación en la garganta, con todos los demonios, de los que pensó que podrían ser el motivo de su escape, sobre ella. 

Perdió la conciencia antes de que el grito lograra nacer.

Y soñó con el huracán, soñó con el dolor de su corazón destrozado por los miedos, soñó con el momento que existió antes de todo; antes del huracán, antes de todo tipo de miedo. 

Y lo vio como en cámara lenta, casi en pausa. Lo tuvo entre sus manos y pensó en evitar todo aquel terror, toda la ponzoñosa hermosura que vendría después de aquel momento.

Pero solo le bastó parpadear con decisión para que todo estallara.
Aunque esta vez era una llamarada que encendía todo a su paso, que se alimentaba de toda vida, todo miedo, todo amor.

Ella dolorida, resignada, esperanzada por encontrar algo luego de aquel momento, cerró los ojos y se dejó consumir.

viernes, 23 de enero de 2015

Porcelana

Y si las personas fueran de porcelana, con cada acto y batalla obtendrían grietas a cambio.
Y las grietas pueden ser pequeñas o profundas, pero a través de esas grietas se ve el mundo real. 
Y si además de ser de porcelana, creen con un fervor ciego en la bondad del mundo.
Y si unos son más ingenuos que otros.
Y son esos mismos los que se llaman soñadores, idealistas y optimistas.
Y si con ese idealismo terminan rodeados de sus propios trozos luego de lanzarse al vacío por un sentimiento fugaz.

Y si yo soy de porcelana. Y si creí y sentí con todo mi corazón.
Y si fue la inmensidad del sentimiento lo que me rompió. O si fue la indiferencia de quien lo provocó.
Y si creo poder avanzar sin tropezar con su recuerdo. Y si cada vez que lo hago todo se desploma. 
Y si prefiero arrastrarme a aquel momento antes que volar al paraíso.
Y si soy de porcelana y ya estoy destrozada en el vacío.
Y si esto no es más que un sueño, y este dolor ponzoñoso no es producto de ninguna realidad.

Y si llega algo, alguien dispuesto a esperar mi reconstrucción.
Y si yo no quiero la compañía de nadie más que quien me destruyó.

Y si esto era todo lo que necesitaba.
Abrir mi corazón y clavarle un puñal de sinceridad.
Cortarme con los trozos de porcelana que están esparcidos y callar un rato.

Y todo esto para qué. 
No para mirar atrás. No para esperar un futuro. No para llorar. No para ser feliz.

Y todo esto para respirar. Para poder oír y ver y sentir.
Y si eso es todo lo que necesito. 

Y si no es porcelana lo que somos ya que al fin y al cabo aquí estamos todos.
Y quizás lleguemos a ser porcelana algún día. O quizás lo fuimos en algún momento. 

jueves, 8 de enero de 2015

Historias

Todo sucedió de forma muy extraña.
Un segundo estaba leyendo una historia imaginaria, con personajes imaginarios y conversaciones imaginarias.
Y al segundo siguiente se encontraba leyendo una historia real, con personajes reales... y conversaciones reales.

Pero qué extraño le pareció haber comenzado leyendo un libro, y terminando leyendo el mundo real.

Quizás esa era la gracia de leer, pensó. Lees libros con historias imaginarias, para aprender a leer las historias reales del mundo. 

Y comenzó a caminar... a leer. 
Las historias reales eran mucho más interesantes una vez que aprendías a leerlas.
Leyó la historia de un anciano abandonado al que todos socorrían menos quienes él educó.
La historia de un pobre hombre que temía a la vida con una ferocidad impresionante.

Y siguió caminando, y siguió leyendo.
Pero al cabo de un rato, quiso volver a las historias imaginarias, a los personajes imaginarios..
Las historias reales eran demasiado duras de leer, de observar siquiera.

Se encontró queriendo apartar los ojos de esas historias reales.

Quizás las historias reales no son para leerlas siempre, pensó. Quizás por eso hay escritores que publican libros, para que las personas que saben leer el mundo real puedan descansar de aquellas reales historias leyendo historias imaginarias.

De todas formas, ella no quería pensarlo en ese momento, por lo que simplemente se sentó y volvió a la historia imaginaria que había dejado.