lunes, 22 de febrero de 2016

Fuimos dos equivocados.

Me imaginé muchas veces frente a este espacio en blanco. Sin saber qué escribir... O mejor dicho cómo escribir lo que llevo dentro. 
Cómo explicar mi decisión. Cómo disculparme con mis sueños y esperanzas.
Quizás sea sólo mejor... expresarme lo mejor posible.

Estuve años pensando en un futuro brillante y hermoso. Lleno de esas risas y momentos inolvidables que me dabas. Tan hermosa y segura era mi percepción y mi confianza en ese futuro, que duele un poquito saber que soy yo la que ahora no lo quiere.
Tengo que escribirte a ti. Y no puedo asegurarte que sea la última vez que lo haga, pero lo escribo como si lo sea... Porque es lo que ahora sé que quiero.
Me gustaría tanto que aún te des algunas vueltas por aquí para enterarte de esta noticia, porque no soy capaz de verte a la cara de nuevo sin que mi corazón se rompa en mil pedazos.
Y dejé de culparte hace ya mucho tiempo, ya no hay nada del pasado sobre lo que tenga derecho de culparte mientras esté haciendo esto.
Podría decir que te extrañaré, pero mentiría, pues no voy a extrañar a la persona que eres ahora, a la persona que, sin conocer, logró romperme el corazón una vez más.
Voy a extrañar al amigo que fuiste, a la persona que me enseñaste a ser. Incluso quizás llegue a extrañar a aquel tipo que me rompió el corazón un par de veces... Y es que hay tanto de ti que siempre extrañaré, hay tanto de ti a lo que me gustaría aferrarme aún sabiendo que aquellas cosas no pueden estar más lejos del presente.
Y sé que las personas cambian, y por eso no te reprocho nada. Pero así como tú cambias, yo también tengo derecho a hacerlo.

Pero ahí está el sentimiento encontrado, el sentimiento atronador de que algo aquí no encaja. Pues yo sentía que daba mi vida, y mi alma por nosotros. Por ti.
Pero ya no más.
Y por eso estoy aquí. Para una despedida apropiada, quizás no tanto; pero una despedida definitiva.
Y me duele como si me estuvieran arrancando una parte de mi alma, porque quizás así sea. Y es que necesito que comprendas lo que llegaste a significar para mí.
Tú no fuiste una persona más en mi camino, tu eras esa persona que quería que estuviera hasta el fin.
Y nunca lo sentí como un mero capricho adolescente, nunca lo vi como una ilusión de un par de años. Porque no lo fue.
Si yo ahora decido despedirme es por motivos mucho más diferentes a los que tú tenías en todos tus momentos al alejarte o despedirte.
Aún no los tengo muy claro en realidad, sólo sé que debo hacerlo. Que esta vez lo hago por mí, por algo más importante quizás que lo que una vez me hiciste sentir.

Me gustaría escribirte tanto más... Y es que nunca será una charla suficiente, si sé que después habrá un adiós.
Pero debo hacerlo, ahora mismo, sin mirar atrás. Aunque duela por todas partes, aunque, como dije en un principio, esté asesinando una parte muy importante de mis sueños y esperanzas.

Te quise como no quise a nadie. Me atrevo a decir que conocí gran parte de lo que es el amor gracias a ti. Y serás la primera persona que recordaré cuando me pregunten sobre... tantas cosas en realidad; el amor, errores cometidos, la felicidad, la desgracia.
Pero aquí quedará todo... como insistimos una y otra vez que quedarían las cosas. Cada uno por su lado, sin intervenir en la felicidad del otro.
La diferencia a todas las veces anteriores es que yo no nos daré más oportunidades. Yo no me consolaré con la idea de un futuro reparador. No existirá en mí esperanza alguna de dejarte entrar nuevamente en mi vida.

Hay cosas que el tiempo no repara, y temo que ocupamos todas las oportunidades que teníamos para hacer las cosas bien.



Maldita Nerea - Por el miedo a equivocarnos